PATRIMONIO ESTATAL
LOS MONASTERIOS DE SUSO Y YUSO de SAN MILLÁN de LA COGOLLA:
Yuso y Suso eran un importante centro turístico en La Rioja, además de un foco cultural, tanto en el ámbito filológico aquí se celebró el milenario de la lengua española en 1977 como en el patrimonial. Pero su declaración como Patrimonio de la Humanidad impulsó a ambos monasterios en todos los ámbitos de forma que diez años después estos atraen a más de 150.000 personas al año, acogen actos y congresos de relevancia internacional y son sede del principal centro español de investigación sobre la lengua española.
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Ubicación:​
El Real Monasterio de San Millán de Yuso (yuso significaba 'abajo' en castellano antiguo) está situado en la villa de San Millán de la Cogolla, Comunidad Autónoma de La Rioja (España), en la margen izquierda del río Cárdenas, en pleno valle de San Millán. Forma parte del conjunto monumental de dos monasterios, junto con el Monasterio de San Millán de Suso ( ‘arriba’).
Patrimonio de la Humanidad:
Los Monasterios de Suso y Yuso de San Millán de la Cogolla Fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 4 de diciembre de 1997, por razones históricas, artísticas, religiosas, lingüísticas y literarias.
En este monasterio, donde se conservan las tumbas de los siete Infantes de Lara y de varias reinas de Navarra, puede conocerse a través de sus elementos arquitectónicos la historia medieval española, desde el periodo visigodo al románico. Además posee dos piezas de valor incalculable, el cenotafio de San Millán, que lo representa con ropas sacerdotales visigóticas, y frente a él, un altar cristiano excavado en piedra.
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Historia:
Este monasterio fue mandado construir en el año 1053 por el rey García Sánchez III de Navarra. La historia de su fundación va unida a una leyenda basada en un milagro de san Millán, un joven pastor que se hace ermitaño. Cuando en 574 muere Millán, a la edad de 101 años, sus discípulos lo entierran en su cueva, y alrededor de ella se va formando el primer monasterio, el de San Millán de Suso. San Braulio, cincuenta años después de muerto, escribe su vida.
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